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Los bereberes son un pueblo nómada ancestral que ha poblado el norte de África desde tiempos inmemoriales. Estos indígenas han desarrollado ingeniosos métodos de supervivencia para habitar el territorio inhóspito en el que hoy viven. Si quienes conocer más acerca de este pueblo ancestral, a continuación te hablaré un poco más sobre este pueblo, su historia, su cultura, sus costumbres y el impacto que la vida moderna ha tenido sobre ellos.
Origen de los bereberes
El desierto del Sahara se extiende desde el océano Atlántico en la costa occidental de África hasta el mar Rojo en la costa oriental. Es una extensión implacable de arena y roca que no se presta a la habitabilidad humana. Pero el Sahara no siempre fue un desierto. En su día fue un bosque herbáceo hasta que los humanos trajeron los animales de pastoreo, que, combinados con un clima cambiante, convirtieron la zona en el lugar inhóspito que es hoy.
A medida que la Tierra cambiaba, la gente se desplazaba. Pero los antepasados preárabes de los bereberes tenían una idea diferente. En lugar de evitar el Sáhara, se adentraron en el desierto y encontraron la forma de prosperar donde la mayoría no podía.
Las primeras pruebas que tenemos de los bereberes muestran que descienden de tribus de la Edad de Piedra que vivían en la costa del norte de África alrededor del año 5.000 antes de Cristo. Cuando estas tribus unidas por lenguas similares se mezclaron, establecieron una identidad común que se convirtió en la base de la cultura bereber.
Los bereberes interactuaron con otras grandes civilizaciones de la región norteafricana durante siglos. En particular, fueron subyugados por los fenicios y los cartagineses -dos poderosas civilizaciones mediterráneas-, así como por varios reinos árabes. En otras ocasiones, establecieron poderosos reinos que se disputaban el control del norte de África, como Numidia.
De hecho, Numidia siguió siendo un actor regional importante hasta el siglo I a.C., cuando se convirtió en un estado cliente de Roma. Tras la caída de Roma, los reinos bereberes volvieron a controlar gran parte del noroeste de África. Los sultanatos bereberes llegaron incluso a dominar partes de España.
La arabización del norte de África
A partir del siglo VIII, apenas cien años después de la muerte del profeta Mahoma en el año 632, las fuerzas árabes del califato se lanzaron a la conquista de África septentrional. Las fuerzas musulmanas lograron rápidamente conquistar el territorio que se extiende entre Marruecos y Egipto. Aunque al inicio la conquista por parte del califato fue un proceso político, a partir del siglo XII comenzaron las migraciones árabes hacia el norte de África. Un proceso que implicó un cambio para la cultura bereber.
Con el tiempo, los bereberes se convirtieron al Islam, perdiendo la religión cristiana y cultura mediterránea griega y romana que les habían impuesto los pueblos que los habían sometido en la antigüedad.
El modo de vida bereber
El duro entorno del desierto del Sáhara impedía cualquier intento serio de agricultura. Por ello, los bereberes optaron por vivir como nómadas en lugar ser pastores sedentarios. Este estilo de vida móvil es fundamental para su cultura, y quizás la verdadera razón por la que se referían a sí mismos como «hombres libres».
Los bereberes sobrevivían criando rebaños de animales de pastoreo y llevándolos de un lugar a otro. El pastoreo lo practicaban tradicionalmente los hombres, mientras que las mujeres se encargaban de tareas como tejer sus distintivas túnicas azules. Aunque utilizaban muchos animales diferentes, incluidos los caballos, el animal clave para este pueblo nómada del desierto era y es el camello. A diferencia de los caballos, los camellos pueden sobrevivir sin agua durante largos periodos de tiempo. La resistencia del camello permitió a los bereberes nómadas atravesar grandes extensiones de desierto
Aunque en realidad, los bereberes en la actualidad no son completamente nómadas e intercalan sus actividades de pastoreo con el cultivo de las tierras fértiles que reciben riego de agua a través de canales naturales. Entre las diferentes tribus existen acuerdos para el usufructo de estos territorios que son considerados propiedad colectiva.
Existen dos grupos, los beraber y los shluh. Estos últimos son menos nómadas que los primeros, en ambos grupos existen tribus que hablan el bereber, y otras que usan más el árabe. Tradicionalmente, los bereberes utilizaban su capacidad única para cruzar el Sáhara para actuar como actores clave en la red comercial entre el norte de África y Oriente Medio. Aún hoy, las caravanas comerciales bereberes atraviesan el desierto para mantener su modo de vida.
Además, la cultura bereber tiene muchas historias y canciones que describen cómo encontrar los pequeños abrevaderos y los pocos puntos de referencia reconocibles que salpican el desierto.
En cuanto a la religión, la gran mayoría de los bereberes son musulmanes y han practicado su fe durante siglos. Pero hay algunos aspectos únicos de su cultura que han sobrevivido a la introducción de nuevas y diferentes religiones, especialmente en lo que respecta a las mujeres.
Por ejemplo, a diferencia de muchos de sus vecinos asentados, las mujeres bereberes rara vez llevan velo y en algunas de sus comunidades, las mujeres incluso eligen a sus propios maridos. Esto se debe a la pobreza general de estos pueblos que requiere que todos aquellos que puedan trabajar en el cultivo y el pastoreo lo hagan, por esta razón, las mujeres trabajan junto a los hombres de su comunidad.
La sociedad bereber se centra en el concepto de tribu, que suele estar compuesta por clanes familiares extensos. Cada tribu tiene su propio jefe, que a menudo afirma ser descendiente del profeta Mahoma. El jefe es el encargado de impartir justicia y resolver las disputas, así como de hacer importantes decisiones para la tribu.
La hospitalidad berebere
Al igual que otras culturas nómadas, los clanes bereberes viven en tiendas portátiles que se instalan cuando encuentran una buena zona para que pasten sus animales. Una parte especialmente singular de la cultura bereber son los derechos de los huéspedes. Una vez que un bereber le da a alguien comida y agua, se convierte en su huésped. El anfitrión se hace responsable de la seguridad del huésped.
Esto puede parecer extraño desde una perspectiva occidental, pero en un lugar donde encontrar un lugar para descansar y beber agua es una cuestión de vida o muerte, la hospitalidad es muy importante.
Otro elemento distintivo de la cultura berebere es la propiedad colectiva de edificios que sirven como almacenes de los bienes de los diferentes clanes y familias. En ocasiones son edificaciones muy lujosas para el tipo de vida bereber. Estos edificios cuadrados también pueden ser usados como fortalezas en caso de guerras tribales y disputas.
El impacto de la vida moderna en la cultura berebere
En la actualidad, la mayoría de los bereberes que aún hablan la lengua bereber afroasiática viven en Marruecos, Argelia, Libia, Túnez, el norte de Malí y el norte de Níger, aunque también hay sectores más pequeños repartidos por Mauritania, Burkina Faso y la ciudad de Siwa, en Egipto. Teniendo en cuenta su historia nómada, no parece tan sorprendente que este pueblo haya conseguido persistir en todo el norte de África.
Pero la lucha entre el modo de vida moderno y el tradicional ha sido un problema importante para los bereberes en los últimos años. Al igual que muchos pueblos indígenas y tradicionales, los grupos que habitan la región suroccidental de Marruecos han sufrido la sobrepoblación de sus territorios, por lo que se han desplazado cada vez más a las grandes ciudades, donde pueden encontrar trabajo para mantener a sus familias. Esto ha tenido un claro efecto negativo en la continuación de su singular estilo de vida nómada.
En Marruecos, y en concreto en el Alto Atlas, la saturación demográfica es menor, y es allí donde se encuentra la mayor comunidad bereber del norte de África. En esta región el árabe sigue siendo la principal forma de comunicación, mientras que el bereber se habla mayoritariamente sólo en entornos vernáculos.
Este pueblo nómada del norte de África ha resistido durante miles de años y, con un poco de suerte y esa perseverancia a la que están tan acostumbrados, sobrevivirán durante miles más.