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La capital de Nueva Zelanda, Wellington, no se destaca por su tamaño, sin embargo, tiene mucho que ofrecer con sus cafés tradicionales y hermosos panoramas escarpados.
Está rodeada de colinas magníficas cubiertas de bosques, además de que da a una amplia bahía que mira al estrecho de Cook. Tiene el encanto de los relatos épicos, sin dejar de lado su orientación contemporánea. A continuación te contaremos qué atractivos tiene esta ciudad.
Teleférico de Wellington y puesto de observación de Kelburn
El antiguo teleférico de Wellington recorre la colina hasta Kelburn Lookout, que está junto a los Jardines Botánicos. Este recorrido es la oportunidad de tener una vista escénica relajada, a diferencia de la abrupta subida empinada desde Lambton Quay.
Si te gustan las fotografías es un buen momento para obtener imágenes panorámicas de la ciudad, sobre todo al llegar al puesto de observación de Kelburn, en este lugar, un pequeño museo muestra el teleférico original que se desplazaba sobre las vías.
Museo de Nueva Zelanda
También es conocido como Te Papa Tongarewa, es uno de los lugares de interés de Wellington, en el que es posible conocer las fuerzas naturales que formaron el país. Cuenta la historia de los maoríes, su desarrollo social y su fusión con los europeos, en definitiva, todo lo que dio lugar a esta nación.
Una de sus exhibiciones más interesantes es la Casa del Terremoto, la cual ofrece una experiencia que simula lo que sucede durante la manifestación de un sismo.
La exposición Mana Whenua, además de trazar la historia de los maoríes, muestra objetos de arte y tesoros característicos de este pueblo indígena.
Museo de la ciudad de Wellington y el mar
Es un pequeño museo dedicado a los orígenes de la ciudad, se erigió en lo que alguna vez fueron los primeros almacenes de Wellington. Allí podrás ver exhibiciones en multimedia y fotografías que además dan cuenta de su desarrollo marítimo.
Hay una historia de interés particular dedicada al desastre de Wahine en 1968, conmemora el hundimiento del ferry Wahine que partió del puerto durante una tormenta cobrándose 51 víctimas. Es un recordatorio del poder de la naturaleza, además da cuenta de la conexión que tiene la ciudad con el mar.
La colmena
Se trata del edificio más emblemático de Wellington. En inglés se conoce como The Beehive, es la sede del Parlamento de Nueva Zelanda, una obra del arquitecto Sir Basil Spence, que se desarrolló entre 1964 y 1979. Su forma arquitectónica hace que tenga detractores y gran cantidad de admiradores.
Junto a esta se eleva aún su versión antigua, que es un edificio neoclásico eduardiano, lugar donde aún se celebran debates parlamentarios.
Jardines de Wellington
Este exuberante jardín tiene 25 hectáreas y se extiende en la ladera de la ciudad. Dispone de una vista hermosísima con abundante cantidad de flores, además de mostrar su fauna autóctona. El paseo transcurre a través de sus numerosos senderos que pasan por jardines de coníferas.
Los Jardines de Rosas de Lady Norwood tienen más de 110 rosales de múltiples colores. Finalmente el Observatorio Carter da una vista interesante del panorama interplanetario.
Gastronomía en Wellington
Hay varias cosas que distinguen a la propuesta gastronómica de Wellington, por ejemplo, el famoso café tostado de Nueva Zelanda originario del propio país. Por eso las calles tienen el aroma a granos quemados que emana de sus bares.
En lo que a su comida respecta, el plato típico son los ravioles de Paua con cilantro, albahaca y lima beurre blanc. Para concluir, si tienes la oportunidad visita una cervecería artesanal.