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Muchos de nosotros nos hemos preguntado cuándo comenzó todo. ¿Cuándo el mundo comenzó a ser como ahora? Y, ¿Cuándo los seres humanos comenzaron a vivir como vivimos nosotros? Esta no es una respuesta fácil. Si nos detenemos un momento a pensarlo, descubriremos que el ser humano es algo relativamente nuevo en cuanto a la vida en la tierra. Por eso es importante conocer a los primeros homínidos como el Australopithecus.
Primeros homínidos
Los primeros hombres modernos, así como tú y como yo, empezaron a existir hace apenas unos treinta mil años atrás aproximadamente. Son los especímenes pertenecientes a la familia del homo sapiens.
Ahora bien, eso no quiere decir que ellos hayan sido los primeros humanos. Sabías que, antes que el Homo sapiens, existieron otras especies que podemos considerar nuestros antepasados humanos; nuestros primos lejanos. Una de las más antiguas y de la que se desprende la familia homínida es la del Australopithecus. Tal vez lo has oído nombrar. Se trata de un género de primates bípedos, como todos los homínidos, que habitaron las regiones tropicales, al sur de África. Quizás te sorprenda, pero ellos habitaron en el planeta desde hace unos 3,9 millones de años, hasta 2 millones de años atrás. Durante un período de casi dos millones de años. Mucho tiempo si piensas en los treinta mil años que tenemos los humanos modernos.
¿Cómo eran los primates homínidos llamados Australopithecus?
Te contaré algunas cosas sobre las características morfológicas de los Australopithecus. Es decir, cómo eran. Sabemos que tenían un tamaño que oscilaba entre 120 y 140 cms aproximadamente. También sabemos que tenían mandíbulas muy robustas y fuertes dientes molares. Estos les servían masticar con mucha fuerza los tallos de las hierbas y las plantas, que eran la base de su alimentación. Por lo que pensamos que eran omnívoros, con una dieta de plantas, frutos, huevos y carroña.
Todas estas cosas las podemos deducir estudiando los restos de sus esqueletos que han sobrevivido hasta nuestros días. Por ejemplo, su cráneo nos permite inferir que el tamaño de su cerebro era de unos 500 centímetros cúbicos. Era pequeño si lo comparamos con el de nuestros cerebros. Para que tengas idea, eran apenas el 35% de un cerebro humano.
Estos primates tenían muchas características primitivas, que compartían con otras especies homínidas que le eran contemporáneas como el homo habilis.
¿Por qué son importantes los Australopithecus?
Te preguntarás por qué nos importan estos primates homínidos. En realidad, no son parte de nuestra historia, y quizás tampoco de nuestra prehistoria directa. Más aún, si entendemos ésta como los acontecimientos culturales ocurridos en nuestro pasado. También es cierto que no son los únicos primates que existieron antes que nosotros, ni siquiera los únicos homínidos. Sin embargo, los homínidos Australopithecus son muy necesarios para comprender nuestra evolución como homo sapiens.
La gran diferencia de este grupo particular de homínidos es que eran primates bípedos, esto quiere decir que caminaban sobre sus dos extremidades inferiores. No lo hacían sobre las cuatro extremidades, como todas las especies de simios anteriores a ellos; esto los distingue.
Existen varios rasgos anatómicos distintivos que permiten deducir esta teoría. Por ejemplo, su columna se insertaba en la base de su cráneo. La forma de su pelvis y el modo en que se articulaba la rótula de su rodilla, forman en conjunto, claros indicios de que su cuerpo se había adaptado para caminar erguido. Y no para treparse en árboles como otras especies de simios de aquella época y de las actuales.
Muchos piensan que la teoría de la evolución señala que los homínidos Australopithecus fueron adaptando su cuerpo para caminar erguidos. Esta adaptación sería el producto de la necesidad de desplazarse por largas distancias para alimentarse. Por lo que esto les permitió descender de los árboles y recorrer la sabana africana. Sin embargo, esta no es una interpretación correcta.
Los homínidos Australopithecus son nuestros ancestros
Los biólogos te pueden explicar que los cambios anatómicos que favorecían un desplazamiento erguido, fueron una mutación genética aleatoria de algunos de los primeros individuos de esta especie. La cuestión es que estos especímenes fueron los que por sus características, se adaptaban mejor a las condiciones climáticas y de alimentación de su ambiente. Por esta razón, eran más aptos y eso hizo que sus descendientes sobrevivieran transmitiendo estas características hasta hacerlas dominantes.
Sea como sea, podemos decir que todos los humanos modernos, el homo sapiens, así como otras especies de homos que evolucionaron luego de los Australopithecus, descienden de una rama de esta familia. Es esta la razón por la que comparten la característica de ser bípedos. El poder caminar sobre nuestras piernas es algo que heredamos de ellos. Este es el rasgo común más significativo entre esta especie y nosotros. Los austrolopithecus son parte de nuestro origen evolutivo.
Lucy, la Australopithecus afarensis que mejor conocemos
El grupo de fósiles mejor conservados de un miembro de esta familia es el de una hembra que recibió el nombre de Lucy por parte de los científicos que hicieron el hallazgo en Etiopía, en la localidad de Adís Abeba en el año de 1974. De ella sabemos que tendría unos veinte años cuando murió. También podemos decir que tuvo varios hijos y que probablemente murió al caer de un árbol de una altura aproximada de 12 metros. Todo esto lo pueden saber los antropólogos forenses estudiando los fósiles óseos. Por ejemplo, su edad, la deducen del hecho de que le acababan de salir las muelas del juicio.
El nombre formal que recibió la especie a la que pertenece Lucy es la de Australopithecus afarensis. Con distintos métodos de datación, como el potasio argón, los científicos intentaron ubicar la época en la que vivió Lucy. Sin embargo, este método no resultó muy preciso, por lo que luego realizaron otros estudios como el de bioestratigrafía y el de paleomagnetismo, con los que se pudo establecer una fecha aproximada de existencia hacia unos 3.2 a 3.5 millones de años.
¿Qué significa todo esto para nosotros?
Ya mencioné que esta familia de homínidos es importante porque son nuestros antepasados. Y que de ellos heredamos la capacidad de caminar sobre nuestras extremidades inferiores. Ahora bien, qué significa eso. Pues la verdad, debido a la evolución, sabemos que descendemos de muchas criaturas y especies que existieron hace millones de años y todas tienen alguna importancia para nosotros.
Lo que ocurre es que los científicos presumen que el hecho de que los homínidos Australopithecus hayan podido caminar erguidos, les liberó las extremidades superiores. De este modo, las pudieron utilizar para hacer otras cosas como recoger más y mejores alimentos, defenderse de sus depredadores, buscar y acceder a mejores refugios. Estas capacidades los hicieron más aptos para sobrevivir, al punto de que fueron una especie bastante exitosa. Esto lo podemos decir por la cantidad de años que lograron subsistir.
Y llegados a este punto, es válido que te preguntes, cómo se extinguieron los homínidos Australopithecus. La respuesta es paradójica. Lo más probable es que su desaparición haya sido el producto de tener que competir con otras especies de homínidos como el homo habilis que descendía de una de sus ramas y que eran más fuertes. De estos últimos proviene en línea directa el homo sapiens, es decir, nosotros.
Así que, ya que conoces un poco más sobre los homínidos Australopithecus, si alguna vez tienes la oportunidad de viajar al sur de África, a países como Etiopía, Sudán, Kenia, Tanzania o Sudáfrica, no dejes de intentar visitar alguno de los yacimientos de fósiles de esta especie de primates que representa el origen lejano del hombre.