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Carlos I de España y V de Alemania era hijo de Juana de Castilla, la hija de Fernando e Isabel, los Reyes Católicos, su padre era Felipe el hermoso, el hijo primogénito del emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, Maximiliano I de Habsburgo.
Este monarca alcanzó a gobernar un vasto imperio que se extendía por toda Europa, el norte de África y buena parte del continente americano. Si deseas conocer más sobre la vida de este monarca, a continuación, te explicaré más sobre su ascenso al poder y su reinado.
Quién fue Carlos I de España y V de Alemania
Carlos I de España y V de Alemania nació en Gantes, en el condado de Flandes el 24 de febrero del año 1500.
Carlos I heredó de su madre, Juana de Castilla, los dominios de Castilla que comprendían Navarra y las Indias occidentales, la corona de Aragón que abarcaba los Reinos de Nápoles, Sicilia, Cerdeña, Valencia, Mallorca y el condado de Barcelona, además de Aragón. De su padre, Felipe I de Borgoña, llamado el hermoso, heredó el ducado de Borgoña y el archiducado de Austria, así como el derecho a la sucesión como emperador del Sacro Imperio Romano Germánico.
Carlos, es conocido como I de España, por haber gobernado a partir de 1516 como rey, junto a su madre, los dominios heredados del rey Fernando de Aragón primero, y posteriormente los de la reina Isabel de Castilla. Aunque, debido a la incapacidad de su madre, fue Carlos el verdadero regente. Esta situación se mantuvo hasta el año 1556 cuando Juana de Castilla murió.
Por otra parte, el 12 de enero de 1520 murió su abuelo, el emperador Maximiliano I, resultando electo como Carlos V, nuevo emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, y quedando bajo su control los dominios de cuatro casas reales, Habsburgo, Borgoña, Castilla y Aragón.
Carlos I y las revueltas de las comunidades
En el año 1516, tras la muerte de Fernando de Aragón, el Cardenal Giménez de Cisneros, asumió nuevamente la regencia del trono de Castilla a la espera de Carlos de Habsburgo, el nieto de Fernando e Isabel. Carlos debía asumir el gobierno en conjunto con su madre, aunque esta solo lo haría de forma nominal, ya que había sido declarada incapaz de gobernar.
El 17 de septiembre de 1517, el joven Carlos, proveniente de Flandes, arribó con sus consejeros flamencos a las cortes de Valladolid. Previamente, en el año 1516 y bajo asesoría de los cortesanos borgoñeses, Carlos se había autoproclamado rey, en conjunto con su madre, de los dominios hispánicos heredados por ella. Estas acciones causaron rechazo en la nobleza local, la cual sintió que sería desplazada por los cortesanos que acompañaban a Carlos desde Flandes.
La situación de descontento fue promovida por los nobles y clérigos castellanos entre las clases populares, en 1520 comenzaron a circular en las iglesias panfletos que renegaban del gobierno extranjero en Castilla.
Tras la muerte de Maximiliano I, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, se reclamó la presencia de Carlos I en Alemania, ya que en 1519 había sido elegido por unanimidad por los príncipes electores, en Frankfurt del Meno, como sucesor de su abuelo. De este modo, el 23 de octubre de 1520, Carlos I de España y V de Alemania, fue coronado emperador del Sacro Imperio Romano Germánico.
Verdaderas causas de la rebelión de los comuneros
El clima de malestar y de rechazo hacia Carlos I de España y V de Alemania se encontraba presente entre la nobleza local de Castilla. Sin embargo, la ausencia del rey para asistir a su investidura como emperador dio pie para que iniciaran las revueltas de los comuneros en Castilla.
Las revueltas de los comuneros, como se le conoce a esta insurrección, fue encabezada por los nobles de tres ciudades, Segovia, Toledo y Valladolid, quienes rechazaban la autoridad del monarca extranjero y al mismo tiempo rechazaban las cargas fiscales impuestas por este.
Un hecho notable es que hubo una importante participación de la naciente burguesía de estas regiones, por lo que también muchos asumen que este fue uno de los primeros movimientos burgueses, antiseñoriales.
Los nobles en rebelión reclamaban que la auténtica y única heredera del trono de Castilla era Juana, la madre de Carlos, a pesar de que su manifiesta locura la hacían incapaz de asumir tal responsabilidad. Finalmente, después de un año de revuelta, el emperador logró una alianza con los nobles y sofocó la rebelión, aunque Toledo se mantuvo rebelde hasta 1522 cuando se rindió de modo definitivo.
Carlos I y la guerra con Francia
La elección de Carlos I de España y V de Alemania como emperador del Sacro Imperio Romano Germánico truncó las ambiciones del rey de Francia, Francisco I, quien también aspiraba a ese título. Esta situación generó una gran rivalidad entre ambos y los condujo a un enfrentamiento bélico por el dominio de Europa.
Aunque es importante señalar que las guerras entre el reino de Francia y los territorios hispánicos había comenzado con anterioridad, en el año 1494, estos encuentros tenían como causa principal la disputa por la herencia del Ducado de Milán y el Reino de Nápoles.
La guerra de Italia
Cuando Carlos I de España y V de Alemania accedió al poder, se desató la llamada Guerra de Italia, entre Francia y Aragón, por el control del Reino de Nápoles. Francisco I, rey de Francia, en 1521 declaró la guerra a Carlos V a propósito de la invasión de Navarra. Esta guerra enfrentó al reino de Francia y su aliada, la República de Venecia, contra Carlos V y sus aliados, el reino de Inglaterra gobernado por Enrique VIII y los Estados Pontificios.
La guerra de Italia culminó en 1526, cuando tras la derrota de Francisco I en la batalla de Pavía, este fue apresado y llevado a Madrid, dónde firmó un tratado en el que hizo muchas concesiones territoriales en favor de Carlos V, como la renuncia al Ducado de Milán, y a Flandes y Borgoña. Sin embargo, después de su liberación, Francisco I, desconoció el tratado de Madrid, iniciando así la guerra de la Liga de Cognac.
La guerra de la Liga de Cognac
La Liga de Cognac fue una alianza de todos los poderes europeos en contra de Carlos I de España y V de Alemania. Esta liga estaba encabezada por el papa Clemente VII, en alianza con Francisco I, la República de Venecia y la República de Florencia y el ducado de Milán, Enrique VIII de Inglaterra no se unió al inicio, aunque luego haría.
Las acciones militares comenzaron en 1526 y duraron hasta 1529, aunque Carlos I de España y V de Alemania había resultado vencedor desde el punto de vista militar, necesitaba pactar un tratado de paz debido a varios factores como el elevado coste de la guerra, la amenaza turca sobre Hungría y Austria y el avance de la Reforma en territorios alemanes. Las conversaciones de paz las llevaron a cabo entre Luisa de Saboya, madre de Francisco I, y Margarita de Austria, tía de Carlos V, quienes eran cuñadas entre sí. La paz se firmó el 3 de agosto de 1529, en Cambray.
En el tratado de Cambray, conocido como la Paix des Dames por llevarse a cabo entre dos mujeres, se ratificaron en buena parte los términos del tratado de Madrid. El abandono por parte de Francia de sus aliados italianos significó el dominio español en una amplia porción del territorio de la península itálica.
Carlos de Habsburgo y la guerra contra los turcos
Otra gran empresa que debió afrontar el emperador Carlos I de España y V de Alemania fue el avance del imperio Otomano hacia Europa. En 1532 acudió en auxilio de su hermano, Fernando de Habsburgo, gobernante de Viena, ciudad que se encontraba bajo asedio del sultán otomano Solimán el Magnífico. Este por consejo del rey de Francia decidió no atacar las tropas imperiales y se retiró sin mayor resistencia.
De esta manera, Carlos I de España y V de Alemania logró despejar la amenaza otomana sobre la Europa cristiana.
¿Qué hizo el Emperador Carlos I de España y V de Alemania para frenar el protestantismo?
Uno de los principales retos que enfrenta el emperador Carlos I de España y V de Alemania fue el avance del protestantismo, la llamada Reforma luterana. Este cisma religioso tuvo un gran impulso en los reinos y principados germánicos, por esta razón Carlos V debió enfrentar muchos enfrentamientos entre católicos y protestantes en estos territorios, muchos de cuyos príncipes se convirtieron al protestantismo y auparon la Reforma.
Una de las principales acciones de Carlos V fue su compromiso decidido con el catolicismo, de modo que declaró como proscrito a Martín Lutero, principal promotor de la Reforma en Alemania. En el edicto de Worms, en 1521, declaró la excomunión de los protestantes. Luego intentó negociar con ellos en la Dieta de Augsburgo, sin éxito, por esta razón, en 1530, ratificó el edicto de Worms.
Las hostilidades entre católicos y protestantes continuaron durante un tiempo. Sin embargo, Carlos V no podía tomar acciones más drásticas en contra de los protestantes, debido al sistema de gobierno del Sacro Imperio Romano Germánico. Por esta razón, Carlos I de España y V de Alemania, debió esperar hasta 1546, cuando había logrado una tregua estable con los franceses con la Paz de Crépy y una tregua con los turcos.
En 1546, el emperador Carlos V declaró la guerra a los estados protestantes unificados bajo la figura de la Liga de Esmalcalda, su ejército de cuarenta mil hombres, bajo el mando del Duque de Alba, enfrentó al ejército protestante de la Liga compuesto por sesenta mil hombres. Las tropas imperiales lograron la victoria en la guerra con el triunfo en la batalla de Mühlber en 1547.
Sin embargo, las hostilidades continuaron y en 1552 se desató un nuevo enfrentamiento con el ejército de los príncipes protestantes apoyados financieramente por Francia. Aunque Carlos V nuevamente logró vencer desde el punto de vista militar. Su anhelo de unificar el luteranismo y el catolicismo se vio derrotado en 1555, cuando tuvo que firmar la Paz de Augsburgo, en la que se reconocía el derecho de los príncipes alemanes de adscribirse a la confesión que desearan, católica o protestante.
Este hecho condujo a la decisión del emperador Carlos I de España y V de Alemania de abdicar y dividir su imperio en dos grandes sucesiones, los dominios hispánicos que incluían las colonias de América, por una parte, en favor de su hijo Felipe II; y, el Sacro Imperio Romano Germánico en favor de su hermano Fernando I de Habsburgo.
Finalmente, en 1558, retirado de la vida política y militar y dedicado a la atención de sus asuntos espirituales, murió el 21 de septiembre producto del paludismo y debilitado por la enfermedad de la gota que lo aquejaba desde hacía tiempo atrás.