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El arte neoclásico, o Neoclasicismo, fue el estilo artístico que nació en Francia de la mano de las ideas de la Ilustración. Este estilo se impuso en el gusto occidental moderno a partir de la segunda mitad del siglo XVIII y durante las primeras cinco décadas del siglo XIX.
El estilo neoclásico buscaba retomar los valores de la antigüedad clásica griega y latina que sirvió como modelo y paradigma de la racionalidad occidental.
A continuación, te hablaré sobre los antecedentes del Neoclasicismo, sus principales características y los exponentes y obras más importantes en los diferentes géneros artísticos.
Antecedentes del Neoclasicismo
El movimiento artístico y literario neoclásico surgió en Francia en la segunda mitad del siglo XVIII, estaba asociado con las ideas de la Ilustración, la Revolución Francesa y el imperio napoleónico.
Los artistas y escritores neoclásicos hicieron propuestas artísticas opuestas al estilo Rococó. El cual se puede considerar como la etapa final del barroco europeo y que estaba relacionado directamente con el gusto del antiguo régimen de la monarquía absoluta. El Rococó también es conocido como estilo Luis XV.
De modo que, el estilo neoclásico se planteó como una declaración política y cultural de renovación. El Neoclasicismo, o simplemente clasicismo como se le conocía en Francia, proponía rescatar los valores de racionalidad, proporción, equilibrio y claridad que eran propios de la antigüedad grecolatina. Además, se proponía integrar estos valores clásicos con las ideas renovadoras y racionales de la Ilustración y de la Revolución Francesa.
El estilo Neoclásico se vio muy influido por el nacimiento de disciplinas científicas vinculadas al arte como la historia del arte y la arqueología. En esta época ocurrieron los descubrimientos de las ruinas de las ciudades de Pompeya y Herculano.
Los artistas del Neoclasicismo también fueron influidos por las primeras teorías modernas acerca de la estética, lo bello y lo sublime, formuladas por estudiosos como el británico Edmund Burke y los germanos Winckelmann, Baumgarten y el propio Inmanuel Kant. Todos estos pensadores elevaron al arte clásico antiguo como máximo paradigma de la belleza artística.
Por esta razón, se puede decir que este fue el primer estilo artístico de la Edad Contemporánea.
Características del estilo Neoclásico
El Neoclasicismo se planteó como una búsqueda de un nuevo lenguaje expresivo en todos los géneros artísticos. Por su vinculo con las ideas racionalistas y liberales, se oponía a la profusión decorativa, el tono íntimo y el gusto por lo lujoso propios del Rococó, un arte que estaba vinculado a la decadencia de la aristocracia y de la alta burguesía durante el antiguo régimen.
El Neoclasicismo, debido a la influencia del racionalismo ilustrado y a la admiración que muchos pensadores de la época sentían por el pasado clásico de la antigua Grecia y Roma, buscó rescatar formas, recursos expresivos y lenguajes propios del arte clásico.
Sin embargo, esto era solo una pretensión, sobre todo en géneros como la música y la pintura, las cuales hicieron uso de alegorías a la mitología griega como medio de vincularse con esa tradición.
Mientras que, en el caso de géneros como la escultura, la arquitectura y la poesía, sí se rescataron fórmulas artísticas y recursos de lenguaje expresivo propios de la antigüedad.
Por ejemplo, en la arquitectura el uso de los órdenes clásicos, jónico, dórico y corintio, o de las fachadas de columnas rematadas con frontones a la usanza de los templos griegos y romanos.
En general, se puede decir que las principales características del estilo Neoclásico fueron la búsqueda de la pureza, la claridad, la precisión en las proporciones, el ritmo y la armonía en la composición.
De igual modo, era un estilo mesurado, pero que a la vez deseaba expresar grandeza y poder, especialmente los artistas, urbanistas y arquitectos vinculados al Imperio napoleónico.
En el estilo Neoclásico, al menos en sus inicios, existía una fuerte intención didáctica y moralizante guiada por los valores considerados racionales: libertad, nacionalismo, heroísmo y voluntad de sacrificio y autocontrol.
Arquitectura neoclásica
El neoclásico es quizás uno de los períodos arquitectónicos más fáciles de reconocer por sus características inconfundibles. Su máximo desarrollo se dio en Francia, aunque su uso fue asociado con las obras civiles de los gobiernos de las nacientes repúblicas democráticas de América.
Uno de los ejemplos más relevantes del Neoclasicismo francés es la Iglesia de Santa Genoveva, de Jacques-Germain Soufflout en París, conocida hoy día como el Panteón de Francia.
En este edificio se puede apreciar la fachada estructurada por una columnata de orden clásico, rematada por una cornisa y un frontón, con estricta observancia de las proporciones usadas por los arquitectos griegos y romanos.
Otra obra emblemática de la arquitectura neoclásica es el Arco de Triunfo de París, del arquitecto Jean-François-Thérèse Chalgrin. Este arco claramente alusivo a la costumbre romana de erigir este tipo de monumentos para honrar las victorias de sus emperadores, generales y legionarios fue emulado por el Imperio napoleónico.
En el caso de América resalta el estilo neogriego característico de las edificaciones gubernamentales de la democracia de la naciente república de los Estados Unidos de América. Un ejemplo de esta vertiente es el edificio del Capitolio de los Estados Unidos, construido entre 1793 y 1800, con el diseño de William Thornton.
La pintura del Neoclasicismo
La pintura de este período se caracterizó por el predominio del dibujo sobre el color. Estas eran obras con de gran tensión, de un dramatismo contenido, que evitan el uso de ornatos superficiales y cumplían estrictamente los cánones de composición y de representación anatómica de la antigüedad.
Además, las obras neoclásicas, también conocidas como academicistas, están llenas de referentes y alegorías a la tradición grecolatina. En estas se representan edificios y ruinas arqueológicas y los temas predominantes son representaciones históricas del pasado griego y romano, la Revolución Francesa, la primera República, o las alegorías a la mitología grecolatina. La iconografía cristiana pierde interés por parte de los artistas y del público.
Entre los artistas más importantes de este período se encuentra el francés Jean Louis David (1784-1825). Él fue autor de obras emblemáticas del neoclasicismo como El Juramento de los Horacios, La muerte de Marat, y, Napoleón cruzando los Alpes.
Otro pintor francés de gran importancia fue Jean Auguste Dominique Ingres (1780-1867). Autor de obras como Napoleón en su trono Imperial y la Gran Odalisca.
De España resalta la figura del pintor de Zaragoza, Francisco Bayeu (1734-1795). Bayeu es el autor de pinturas muy importantes como El paseo de las delicias y La feliz unión de España y Parma impulsa las ciencias y las artes.
Escultura neoclásica
La escultura de la época neoclásica se caracteriza por el abandono de las figuras policromadas y el regreso al uso del mármol como principal material escultórico, a la manera de las esculturas griegas como eran conocidas en esa época.
Otros materiales utilizados con frecuencia por los escultores neoclásicos eran el bronce y el alabastro.
En cuanto a lo formal, el neoclasicismo escultórico se caracteriza por su equilibrio y la tendencia al hieratismo en la representación de los personajes que aparecen distantes y sin emociones. Todas estas características le dan un aspecto un poco frío y puro a las obras de este estilo.
Los artistas más reconocidos del período neoclásico son el italiano Antonio Canova (1757-1822), autor de obras como Las tres gracias, Eros y Psique. Y Jean Antoine Houdon (1741-1828) autor de las estatuas de George Washington y Napoleón Bonaparte.
La música clásica
En el caso de la música no existía una referencia de la tradición musical grecolatina, la cual había desaparecido totalmente. Por esta razón se creó un estilo novedoso opuesto a las formas musicales del Barroco musical, que se caracterizaba por el contrapunto melódico y el bajo continuo.
El estilo llamado Música Clásica, a secas, por su falta de referencias a la tradición pasada, se caracterizó por el predominio de la melodía sobre la armonía, un ritmo constante, y los arreglos para grandes orquestaciones.
Los autores más importantes de este período son Gluck (1714-1787), Haydn (1732-1809) y el genio universal, Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791).