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El Impresionismo fue un movimiento pictórico que nació en París, Francia, hacia la segunda mitad del siglo XIX. Los pintores asociados a este movimiento buscaban experimentar nuevas técnicas para la representación de la luz a través del uso del color, alejándose así a la tradición academicista imperante. A continuación, te hablaré sobre el Impresionismo, sus orígenes, características técnica, principales representantes y obras.
Orígenes del Impresionismo
La palabra Impresionismo fue usada por primera vez de forma peyorativa por el crítico francés Louis Leroy, quien asistió a la exposición de la Société Anonyme Coopérative des Artistes, Peintres, Sculpteurs, Graveurs, organizada en París en 1874. El nombre proviene de una obra del pintor Claude Monet llamada Impresión, sol naciente.
La idea de Leroy al usar el nombre impresionismo era burlarse de los artistas reunidos en aquella exposición. A quienes acusaba de no poseer formación académica como pintores, ni técnica u oficio. Por lo que sus obras eran simples impresiones hechas con pequeños trazos sobre el lienzo.
No obstante, los pintores quienes fueron objeto de aquella acusación ya sabían la opinión de la crítica conservadora de su época acerca de sus obras, pues todos ellos habían sido rechazado de salones y muestras de pintura oficiales. Por esta razón desdeñaban la opinión de críticos como Leroy y mantuvieron su postura artística con orgullo.
En cuanto al estilo impresionista, este fue el producto de un cambio profundo en la cultura y la sociedad francesa de finales del siglo XIX. Tras la Revolución Francesa, las guerras napoleónicas y las luchas de la clase trabajadora en contra de las condiciones impuestas por la Revolución Industrial, las ideas socialistas y positivistas dominaban la mentalidad de la época.
El estilo de pintura académico, y las artes en general, se encontraban en crisis luego del desarrollo del movimiento romántico. En Francia se había impuesto el estilo realista de fuerte influencia socialista.
Sin embargo, estilo realista no era de ruptura ya que conservaba la tradición de la técnica académica. Para los impresionistas revelarse contra las técnicas académicas era rebelarse contra el antiguo régimen y toda la cultura asociada a la alta burguesía y la nobleza, que era considerada una cultura opresiva y decadente.
Características del Impresionismo
La ruptura del Impresionismo con la tradición se da en varios niveles, desde el punto de vista estilístico y de los géneros y temas pictóricos. Las tradiciones que habían dominado la discusión y el gusto pictórico desde el Renacimiento, dibujo versus color, dieron paso a una nueva forma de pintar en la que la imagen se componía de una forma novedosa.
En el impresionismo se dio una ruptura total con los géneros y temas pictóricos de los estilos neoclásico y romántico, y en menor medida con el realismo social. Los pintores impresionistas no se interesaron por retratar grandes personajes de la escena política. Tampoco se interesaron por escenas moralizantes basadas en la religión o en la mitología grecolatina. Mucho menos por escenografías exóticas o la expresión del genio y los sentimientos de los artistas al modo romántico.
Los pintores Impresionistas se interesaron por escenas de la vida cotidiana. Pintaron con entusiasmo paisajes de la campiña, el mercado, las calles y las fachadas de la ciudad de París. Sus modelos eran los personajes cotidianos de la vida bohemia de los cafés y bulevares de la capital francesa, cabareteras, trúhanes de la vida nocturna y los miembros de los círculos artísticos y literarios que eran sus compañeros de vida.
La técnica de pintura impresionista
La invención de la fotografía tuvo una gran influencia en el desarrollo de la técnica impresionista. Los estudios fotográficos hechos por los pioneros de esta tecnología les sirvieron a los pintores impresionistas para conocer mejor la naturaleza de la imagen y la forma en que esta se percibe por el ojo y el cerebro humano.
Impulsados por los hallazgos de la fotografía, los impresionistas desarrollaron una técnica de pintura que buscaba ser más naturalista. Para lograrlo desecharon la tradición de composición pictórica a través del dibujo.
La técnica impresionista se inspiró en las texturas de las imágenes fotográficas. Las primeras fotografías formaban la imagen a partir de pequeños puntos en diferentes tonos de gris (eso que hoy en día llamas trama o pixelado). Como sabes, una imagen digital pixelada, o una imagen impresa con trama gruesa, al alejarte y desenfocar un poco se convierte en una imagen nítida.
De este modo, los impresionistas fueron capaces de construir imágenes muy sugerentes a partir del uso de pequeños trazos de pintura yuxtapuestos. Para lograrlo hacían uso de colores puros sin mezclarlos, con la intención de que fuese el ojo el encargado de completar la imagen, creando contornos, tonos y formas, y así darle un sentido a aquellas composiciones aparentemente inacabadas.
La razón por la que usaban esta técnica era que deseaban mostrar la pureza de las formas y el hecho de la naturaleza se encuentra en constante movimiento, por lo que es cambiante. El impresionismo buscaba atrapar y mostrar lo efímero de un instante, un momento de la vida.
El interés de los impresionistas se concentraba en captar la belleza efímera de un instante, y no en la belleza trascendente y universal a la que aspiraban los estilos que le precedieron como el neoclasicismo y el romanticismo idealista.
Pintores impresionistas
Los pintores que se agruparon en la Sociedad Anónima Cooperativa de Artistas, Pintores, Escultores y Grabadores, fueron inicialmente, Claude Monet, Auguste Renoir, Camille Pisarro, Edgar Degas, Alfred Sisley y Berthe Morisot.
Mención aparte merece el pintor Éduard Manet, quien mantuvo una relación cercana con los otros miembros del grupo, en especial con Monet, sin llegar a ser parte de la sociedad anónima de pintores.
De algún modo, se reconoce que Manet fue el líder intelectual de los pintores impresionistas en sus inicios, cuando se hacían llamar los pintores de Batignolle. Sin embargo, Manet nunca aceptó participar en las exposiciones del movimiento, probablemente con la esperanza de ser reconocido por los círculos artísticos y de la crítica tradicional.
Los pintores impresionistas se caracterizan por tener cada uno un estilo y una personalidad bien definidos. Algo que permite reconocer con facilidad sus obras a partir de sus rasgos característicos.
Monet fue un pintor realista en sus orígenes, aunque con el tiempo se alejó de este estilo su influencia siempre estuvo presente. Monet se caracterizó por pintar muchos paisajes, en particular, puestas del sol y marinas, al igual que jardines en los que se deleitaba pintando la vegetación frondosa y los cuerpos de agua. Entre sus obras más reconocidas resalta la serie de los nenúfares, que fue llamada la capilla sixtina del impresionismo por André Masson.
Camille Pisarro también tuvo predilección por pintar paisajes. Su estilo es muy característico por exhibir pinceladas gruesas y pastosas que van estructurando las figuras a partir del color. Sus obras son estudios profundos del comportamiento de la luz natural.
Los paisajes de Pisarro son abiertos y encuadran grandes escenarios. Sus obras más conocidas son los puertos y embarcaderos como El Embarcadero de los Pilotos en Havre (1903), o la serie de grandes vías de París como El Pont Neuf (1902), Bulevar Montmartre, verano y Bulevar Montmartre, invierno (1897), y La Plaza del Teatro Francés (1898).
Renoir fue el pintor de las escenas costumbristas de la vida parisina. En sus cuadros logró captar el espíritu y el ambiente de la época. Este pintor sufrió desde temprana edad una afección producto de la artritis. Esta enfermedad le causaba mucho dolor, no obstante, Renoir se empeñaba en pintar con sumo detalle la realidad que lo circundaba. Sus obras más emblemáticas son aquellas que muestran escenas de la vida cotidiana a finales del siglo XIX en París como el Baile en Moulin de la Galette (1876).
Degás fue un artista que se apasionó por el tema del ballet, sus obras se caracterizan por mostrar los estudios de danza y las prácticas de las bailarinas, su objetivo era capturar la gracia del movimiento de las jóvenes cuando bailaban. Este artista tenía un dominio virtuoso de las técnicas académicas y además de ser pintor era escultor, por lo que se puede decir que es el representante del impresionismo en la escultura. Entre sus obras resaltan varios estudios llamados «La clase de danza».
Berthé Morisot fue una figura muy importante dentro del movimiento Impresionista. Esta mujer de origen burgués tuvo el privilegio de que sus padres auspiciaran sus inclinaciones artísticas. Morisot recibió clases de pintura de parte del maestro realista Camille Corot.
Su talento para la pintura se hizo manifiesto cuando a los 23 años una de sus obras fue seleccionada para ser expuesta en el Gran Salón de París. Berthé Morisot conoció a Manet trabajando en el Museo del Louvre, se hizo su amiga cercana y con el tiempo se convirtió en su cuñada cuando se casó con su hermano, Eugene Manet.
El Impresionismo causó un gran impacto en su época e influyó a muchos pintores posteriores. Muchos artistas franceses y de otras latitudes siguieron experimentando bajo la influencia de los temas de interés de los pintores impresionistas como la luz, el color, el movimiento y las escenas cotidianas. Algunos artistas post impresionistas importantes son Paul Cézanne, Paul Gauguin, Vincent van Gogh y Henri Toulouse-Lautrec, entre otros.