El arte en el antiguo Egipto, arquitectura, escultura y pintura

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Al igual que en todos los otros aspectos de la vida, el arte en el antiguo Egipto giraba en torno a sus creencias religiosas y sobre todo estaba al servicio de la gloria del Faraón.

El arte en el antiguo Egipto se compone en esencia de pinturas, esculturas y obras de arquitectura. Su función era la de preservar el alma de los muertos para la eternidad.

En principio, estas manifestaciones artísticas eran parte de los ritos funerarios. Por eso, originalmente solo estaban reservados para los faraones y su familia, aunque con el tiempo se hizo extensivo a los nobles de la casa real.

Una de las características más importantes del arte en el antiguo Egipto está vinculada con su finalidad religiosa, muchas de las obras son anónimas, esto se debe a que los artesanos que las crearon no eran lo más importante, solo se identificaba a las personas que eran representadas porque ellos eran el centro de atención.

Además, como podrás ver en las diferentes muestras que existen del arte en el antiguo Egipto, el estilo de la pintura y de la escultura no cambió mucho en más de cuatro mil quinientos años de historia. Esto se debía a que el arte era parte de un rito religioso y los dogmas o creencias religiosas no suelen cambiar.

A continuación te hablaré un poco de los diferentes géneros del arte en el antiguo Egipto y sus principales características.

Arte en el antiguo Egipto: Arquitectura

Cuando piensas en la arquitectura del antiguo Egipto seguramente piensas en las pirámides y no es para menos debido a su enigmática grandeza.

Las pirámides egipcias

Las pirámides son tumbas que tenían una cámara subterránea cubierta de una importante mole de piedra en forma piramidal. Sin duda constituyeron gran relevancia para el arte en el antiguo Egipto. En las siguientes líneas las estudiamos más en profundidad.

Las pirámides no eran tumbas comunes, eran el lugar en donde se enterraba a los faraones y a su familia, eran la casa eterna en la que viviría un Dios, por eso debían durar para siempre.

Las pirámides nos hablan del poder del Faraón y también del grado de desarrollo que alcanzó el antiguo Egipto para poder destinar miles de hombres a construir montañas de piedra en un relativo corto período de tiempo. Una gran inversión de recursos y de fuerza de trabajo que solo podía hacer una sociedad muy rica y organizada.

La tipología de las pirámides no fue desde el inicio como las conocemos hoy día. En realidad, estas tumbas evolucionaron desde los primeros montículos de tierra que se hacían para identificar donde estaba enterrada una persona.

Durante la segunda dinastía, en el siglo XXX a.C., se consolidó la forma de las mastabas que eran los templos funerarios que precedieron la construcción de las pirámides.

Las mastabas eran montículos escalonados que contaban con una base de planta cuadrada amplia sobre la que se alzaba un segundo cuerpo cuadrado más pequeño y luego el tercero. Aunque el proceso de anexión de montículos fue una evolución lenta.

En la tercera dinastía, hacia el año 2650 a.C., en la ciudad de Saqqara, se construyó la primera pirámide destinada para el Faraón Zoser.

Esta se conoce como la pirámide escalonada de Saqqara, su forma es la evolución de las mastabas a las que se les siguió agregando cuerpos cuadrados más pequeños, uno sobre otro, hasta formar esta estructura piramidal escalonada.

Esta pirámide aún puedes conocerla si viajas al actual Egipto, fue construida por el arquitecto y visir del rey, llamado Imhotep, un hombre que era considerado un sabio por sus contemporáneos.

El Faraón Snefru, de la cuarta dinastía, inició la construcción de las grandes pirámides, tal y como las conocemos en la actualidad. Su poderío económico fue tal que se le atribuye la construcción de tres pirámides.

La primera en Medum (al sur de Saqqara) que no se terminó. La segunda en Dashur que es conocida como la pirámide romboidal y la tercera, construida a su lado, conocida como la pirámide roja. Esta alcanza una altura de cien metros y es la primera que logró la forma de pirámide perfecta.

Luego se construiría la pirámide de Keops o Khufu, la más grande de todas y las de los faraones Kefrén y Micerino. Estas son las tres más famosas y las puedes visitar en localidad de Giza.

Las pirámides se siguieron construyendo en dinastías posteriores durante el imperio nuevo, pero en una menor escala y de materiales menos duraderos. Además de las más famosas, se conservan las construidas por los faraones nubios, al sur, en el actual Sudán.

Los templos del antiguo Egipto

Además de las pirámides, otra de las grandes expresiones de la arquitectura del antiguo Egipto son sus templos.

Estos fueron construidos en tiempos posteriores, comenzando por los faraones de la dinastía XII en el imperio medio, alrededor del año 1500 a.C. y luego por faraones del imperio nuevo hasta el año 1000 a.C.

Los templos, a diferencia de las pirámides, no eran edificios funerarios ni estaban destinados a ser usados por seres humanos. Solo los más altos sacerdotes y el Faraón ingresaban a ellos.

No por eso dejaron de ser megaconstrucciones impresionantes. Una de sus características más llamativas son sus salas hipóstilas, estas consistían en filas de columnas inmensas ordenadas una tras otra en perfecto orden.

Los templos más importantes y de los que aún se pueden visitar sus ruinas en la actualidad son: el Gran Templo de Amón en Karnak, el Templo de Luxor, construido por los faraones Amenhotep III y Ramsés II; el Templo de Hatshepsut en Deir el-Bahari, el Templos de Ramsés II en Abú Simbel y los Hipogeos del Valle de los Reyes.

Dentro de los templos resalta el ornato que se realizaba de sus columnas, paredes y dinteles con hermosos bajorrelieves y esculturas.

Arte en el antiguo Egipto y la escultura egipcia

En el arte del antiguo Egipto destaca la escultura de bulto y el bajorrelieve, que seguidamente dedicamos unas líneas.

Escultura de bulto

La escultura egipcia era mucho más que un ornato. Su función era parte de los rituales mortuorios y los escultores eran considerados parte de la casta sacerdotal, al punto que su nombre en la lengua egipcia significaba «el que mantiene vivo».

Los egipcios creían que la conservación del cuerpo no era suficiente para la subsistencia del alma, esta habitaba no solo el cuerpo momificado de las personas, sino que también se encarnaba en sus representaciones, fuesen pinturas o esculturas. De ahí la importancia de las esculturas que se encuentran en los diferentes templos mortuorios y pirámides.

Los escultores del antiguo Egipto desarrollaron un canon de representación. Esto quiere decir que tenían un conjunto de normas sobre medidas y proporciones que se debían cumplir a cabalidad en toda escultura. Para hacer esto hacían bocetos de las esculturas en cuadrículas y respetaban a cabalidad las medidas y relaciones establecidas.

El canon egipcio se regía por la unidad de un pie que era igual al largo de una cabeza o a la distancia que hay entre la muñeca y el codo.

Muchas de las esculturas egipcias que representaban personas eran coloreadas, para hacerlo respetaban la convención de que el color de la piel de los hombres debía ser más oscuro que aquél de las mujeres.

El arte en el antiguo Egipto, los propios escultores egipcios alcanzaron una gran maestría y dominio de la técnica, esto lo puedes apreciar en esculturas como el busto de la reina Nefertiti que se encuentra en el museo egipcio de Berlín, Alemania, esculpido en el año 1345 a.C. Cuando la observas te parece estar ante una mujer que podrías toparte en la calle en cualquier momento.

Bajorrelieves

El arte en el antiguo Egipto, además de las estatuas exentas o de bulto, los escultores egipcios dominaron el arte del bajo relieve, estos se realizaban para recrear escenas de la vida cotidiana de las personas que estaban enterradas en las tumbas donde se colocaban. Así su alma reviviría una y otra vez aquellos momentos felices de su vida.

Entre los bajo relieves más hermosos del antiguo Egipto se encuentra el del famoso Faraón Tutankamon y su esposa Nefertiti (la misma del busto), datado en el año 1330 a.C. y que se encuentra en el Museo Egipcio en El Cairo. Este bajo relieve es un detalle del trono hecho en madera tallada y dorada con lámina de oro. Una obra realmente maravillosa.

La pintura del antiguo Egipto

El arte en el antiguo Egipto, al igual que ocurría con las esculturas, las pinturas egipcias eran parte de sus rituales mortuorios. Seguían los mismos cánones de representación. Seguramente recordarás algunos de ellos. Por ejemplo, siempre se representaba la figura humana con el torso de frente y el rostro y las extremidades de perfil, aunque se representaba un solo ojo, este también se colocaba de frente.

Aunque los primeros estudiosos pensaron que estas convenciones las hacían porque no tenían dominio de la técnica, hoy en día se tiene la teoría de que esto no era así. Simplemente eran requerimientos de sus rituales religiosos, lo sabemos porque el dominio que mostraron los pintores egipcios representando otros elementos de la naturaleza como animales y plantas es realmente increíble.

El canon de pintura egipcia también cumplía con otras normas, como la de pintar a los hombres de un color más oscuro y de un tamaño mayor que las mujeres. Esta norma se aplicaba también a las clases sociales, el Faraón era representado de mucho mayor tamaño que sus súbditos, esposa o hijos. Los hombres libres eran pintados más grandes que los esclavos. Esta convención tenía la función de establecer jerarquías.

Los cánones de representación egipcia prácticamente no cambiaron en el tiempo salvo durante el período de la revolución amarniense, en el reinado del Faraón hereje Akenatón (1335 a.C.), pero esto duró solo un corto período de tiempo durante el imperio nuevo. Del resto, la pintura egipcia se ejecutó bajo los mismos preceptos estéticos y religiosos en sus cuatro mil años de historia.

La escritura jeroglífica del antiguo Egipto

Para concluir este tema sobre el arte en el antiguo Egipto, es preciso destacar que aunque muy cercana a las formas de representación de la pintura, la escritura jeroglífica no puede considerarse como tal.

Esta forma de escritura le debe su nombre a una etimología de origen griego. Jero proviene del griego antiguo hierós que significa sagrado y glýphein que significa grabado en piedra. Así que los griegos consideraban que estas escrituras eran grabadas en piedras sagradas.

Para los hombres modernos, la escritura egipcia representó un enigma hasta que el francés Jean François Champollion logró descifrar por primera vez su significado gracias al uso de la piedra Roseta. Esta es una estela grabada en piedra que fue tomado por las tropas napoleónicas durante sus expediciones en Egipto en 1799.

La piedra Roseta tiene el atributo de contener inscripciones en griego antiguo, demótico y escritura jeroglífica, de este modo Champollion que conocía el griego, pudo aplicar sus conocimientos lingüísticos para descifrar el uso del lenguaje jeroglífico.

Esta escritura del arte en el antiguo Egipto comenzó siendo en sus inicios de tipo pictográfico, derivada de las convenciones de la pintura y también ideográfica, figuras que representan una idea o concepto. La dificultad de este tipo de escritura es que está limitada a describir objetos concretos.

Sin embargo, con el tiempo estos ideogramas adquirieron un sentido figurado que le brindó mayor versatilidad para la expresión. A estos ideogramas se le agregaron signos gráficos que funcionaron como complementos fonéticos determinantes y que permitió expresar ideas muy complejas.

La escritura que comenzó siendo grabada en piedra, pronto evolucionó hacia una modalidad simplificada hecha en papiros con tinta o sobre madera o terracota que es conocida como escritura hierática que solo era practicada por los escribas.

De esta escritura se pasó con el tiempo a la forma de escritura demótica (de demos que significa pueblo en griego) ampliamente usada por la gente común y que distaba mucho del patrón original.