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Una ciudad completa abrazada por el cinto mágico de una muralla que la rodea hace siglos, reposa tendida en las orillas verdes y marrones del Adaja. Cuna de místicos, la capital de provincia más alta de España tiene para deslumbrar a quienes quieren visitarla. Hacer turismo en Ávila es maravillarse por el paso de la historia, resumida en cada adoquín de sus callejuelas o en cada piedra de su impenetrable defensa.
De lejos, Ávila luce como un parque temático: las inmensas torres de un castillo medieval lleno de caballeros con armadura y corceles veloces, lanzas y doncellas. Al recorrerla descubrirá que la ciudad es el contraste perfecto entre tranquilidad, vida rural y modernidad.
Ávila tiene de todo para todos los gustos. Pero es inevitable, al hacer turismo en Ávila, evitar las murallas porque son el alma y el centro de atención de esta ciudad de cerca de 60 mil habitantes. Puede ingresarse a ellas, pasear sobre sus coronas y torres y atravesar sus puertas.
Hacer turismo en Ávila recorriendo la muralla
Las más importantes son las de San Vicente, la del Carmen y la del Alcázar. Cuando se les atraviesa se vive la sensación de pasar de una era a la otra e imaginar cómo se vivía en la ciudad cuando se decidía cerrar las puertas, o se sufría un asedio por parte de los enemigos de sus gobernantes.
Una particularidad de Ávila es que el ábside de su catedral está empotrado en las murallas. Este templo, el más importante de la iglesia católica en la ciudad, es el primer ejemplo del estilo gótico en España.
Caminar es la mejor manera para descubrir Ávila. Se puede recorrer una sucesión de plazas y templos, como la del mercado chico, junto al Ayuntamiento y a la iglesia de San Juan Bautista, o la de San Pedro, junto a la plaza de Santa Teresa.
Las huellas de Santa Teresa de Jesús
Este personaje está ligado a Ávila por ser su ciudad natal. Santa Teresa de Jesús está considerada como una de las primeras místicas de la iglesia católica y cuando se decide hacer turismo en Ávila, puede visitarse su casa natal, convertida en convento. La habitación donde nació es ahora una capilla con decoración barroca.
Pero no solo se pueden recorrer cosas dentro de las murallas. Ávila extramuros también tiene muchas opciones para el visitante. La más destacada e importante es la bucólica imagen que ofrece el paseo del Rastro, construido al lado de la muralla y a la vista de las impresionantes torres y formidables muros que conservan en cada piedra milenios de historia.
Puede contemplarse también el curso del río Adaja y avanzar hacia el Monasterio de Santo Tomás, que forma parte del maravilloso conjunto de la ciudad que forma parte del Patrimonio Universal de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
Gastronomía y vida nocturna en esta capital castellana
Hacer turismo en Ávila también pasa por la mesa, porque esta ciudad tiene una sólida representación de la más alta cocina castellana que eleva las tradiciones culinarias a la complacencia de los más refinados paladares. El chuletón de ternera de Castilla o las increíbles yemas de Santa Teresa son solo una muestra de lo que ofrece la ciudad.
Para llegar a Ávila la mejor opción es el tren. La ciudad está a menos de dos horas de Madrid en distintas opciones de ferrocarril. Aún no ha llegado la línea de alta velocidad pero es una ruta relativamente corta y cómoda.
Ávila también tiene opciones de alojamiento y entretenimiento. Alrededor de la avenida de Madrid y la avenida de Portugal, hay discotecas y bares de tapeo para quienes quieran dar una vuelta por la ciudad cuando cae el sol.
Justo a esa hora, la ciudad tiene un espectáculo reservado para cuando llega la noche. Desde el mirador de los cuatro postes puede observarse la escénica iluminación que se ha tendido sobre las murallas de la ciudad, para tener una visión total y romántica de la majestuosidad de las torres y altas paredes.
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