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Santander es una bonita ciudad con gran atractivo turístico, más que por su monumentos históricos, que si bien son escasos, por sus entornos naturales, paisajes de la naturaleza que no dejan de transmitir paz y tranquilidad, su olor a mar, el sonido del mismo o los cantos de las gaviotas, hacen que el viajero se sienta cómodo y tranquilo, posiblemente liberando el estrés que le proporciona las urbes industrializadas de su lugar de origen.
Pero ¿Dónde está Santander?
Santander es una ciudad y ubicada en el norte de España, bañada por el mar Cantábrico, a su vez, es la capital de la Comunidad Autónoma de Cantabria.
Si retomamos su pasado nos encontramos que sus orígenes son antiquísimos, prueba de ello es el hallazgo encontrado hace más de 30000 años en la cueva de Villaescusa: el “Hombre de Morín”. Las cuevas han sido testigos de gravados rupestres dignos de visitar, las más conocida es la cueva de Altamira.
Durante mucho tiempo estas tierras estaban dominadas por los cántabros, un pueblo con orígenes desconocidos, pero valiente y guerrero frente al enemigo, como así lo demostró en la conquista romana, de hecho fue considerado por los romanos como un pueblo complejo de dominar, por lo que la ocupación fue más bien parcial.
Veamos los lugares que se pueden visitar en la ciudad cántabra de Santander.
Parte antigua de Santander
Como su nombre indica es la parte vieja de Santander, muchos edificios construidos por sus propios hombres de mar. Destacan ciertos monumentos, algunos más recientes, como es el Ayuntamiento, con diseño modernista, (S. XX), el cual está construido con piedra de sillería. En el mismo también se ubica la plaza que le da nombre. Detrás del ayuntamiento se encuentra el Mercado de la Esperanza, en ese lugar se pueden adquirir pescado fresco de calidad extraídos de sus aguas marinas, igualmente existen muchos elaborados artesanales y recuerdos para aquellos que quieran dar fe de haber visitado estas tierras norteñas.
La iglesia de San Francisco se puede apreciar desde el mismo mercado debido a su cercanía, destacando su fachada neoclásica. Por esa área cercana también se puede acceder a otros centros culturales como la Bilioteca y casa-museo de Menéndez Pelayo, así como el Museo Medieval de Bellas Artes.
La Alameda de Oviedo es considerada como uno de los paseos más antiguos de Santander, en el que la vegetación está muy presente. Otras zonas a visitar por sus relevantes monumentos son: la iglesia de Nuestra Señora de la Consolación, con sus aires barrocos; Palacio de Pronillo o la catedral de Santander que goza de un exquisito estilo gótico.
Paseo de Pereda y otros puntos de interés
En el Paseo de Pereda se encuentra un parque con abundante vegetación «Jardines de Pereda”, en frente tenemos su hermosa bahía. La denominación es una dedicación al célebre novelista José María de Pereda.
Otros puntos de interés, además de cercanos, son el Palacete del Embarcadero, la Estación Marítima o el propio Barrio Pesquero, lugar que también se encuentra la lonja de pescado y numerosos bares y restaurante, en el que se pueden degustar pescados, mariscos y otros platos típicos.
Avda Reina Victoria y Península de la Magdalena
Reina Victoria es una de las avenidas más bellas de Santander culminando con la Península de la Magdalena. En ese trayecto se encuentra el Museo Marítimo del Cantábrico, una zona de recreo en el que se pueden observar acuarios con diversidad de especies, maquetas, biología marina y más…
Siguiendo con el anterior itinerario también están sus bonitas playas. Así tenemos que en la propia bahía de Santander está la playa de Peligros, la de Promontorio, o la de la Magdalena. En su opuesto, se encuentra la playa de la Concha, playa del Camello o la del Molinucus, entre otras.
El Sardinero, parque Mataleñas y faro del Cabo Mayor
El Sardinero es una ruta turística muy exclusiva y popular de Santander, el cual culmina una vez visitado el parque de Mataleñas y el faro más antiguo del litoral del cantábrico: el faro de Cabo Mayor.
Gastronomía de Santander
La gastronomía de Santander destaca por sus buenos productor autóctonos y naturales, pescados y mariscos frescos recién recolectados del mar. Sin olvidar el cocido montañés con sus alubias, berzas, costillas y otras piezas de cerdo. El cocido lebaniego, similar al anterior, pero en este caso las alubias son sustituidas por pequeños garbanzos.
Otros platos típicos son la marmita elaborado con bonito y patatas o las típicas sardinas asadas, preparados de anchoas, etc. Los quesos también tienen su toque tradicional como el Picón de Tresviso.